viernes, 12 de junio de 2009

El juego infantil. fuente de crecimiento


El juego hace de puente entre la experiencia concreta y el pensamiento abstracto (de la acción a la representación), en la medida que evoluciona desde su forma inicial de ejercicio sensorio-motriz hasta su segunda forma de juego simbólico o de la imaginación.

Según J Piaget, en el niño todo es un juego, desde los primeros meses el niño inicia juegos que en sí mismo contribuyen de manera esencial en el desarrollo motriz: balancea los brazos, manipula objeto en ejercicios sencillos.


Las manifestaciones tempranas de juego en el niño se inician, por ejemplo cuando la medre se esconde del niño en la cuna y reaparece con sonidos y expresiones de alegría. Sin saberlo, en muchos casos, este juego es de alto contenido simbólico y de aprendizaje que le permite al niño relacionarse con objetos y una forma de interacción social agradable para el niño.

Por otro lado la identificación de gestos, objetos (pie, brazo, cara) implican juegos desde los primeros meses de edad.

El juego adquiere mayor riqueza en la medida que avanza en edad el niño, pasando de la identificación e imitación de objetos reales a la imaginación.

Las conversaciones con seres imaginarios, son de valor para la formación futura del niño, siempre y cuando no se constituya en elementos de aislamiento permanente del niño.

El niño desarrolla a través del juego imaginario, diferentes roles que contribuyen a la adquisición de pautas de comportamiento social y lo preparan para participar en juegos con reglas a partir de los once a doce años.

En esta edad la inteligencia se torna más dinámica y original, se hacen más observadores y son más conscientes de ello.

Los juegos permiten fijar comportamiento, normas-reglas, competencia leal, fortalecer destrezas motoras. Con el juego el niño reflexiona, se plantea problemas y sopesa los pro y los contra antes de tomar una decisión.

En tal sentido la construcción de juguetes y su posterior utilización contribuye de forma definitiva a formar criterios del cuidado de objetos y la representación del éxito a través de la realización del juego con algo construido por el niño.

A través del juego se logra controlar, entre otros aspectos, los siguientes:


a. Ambivalencia: Actitud producto del complejo de Edipo, con la diferenciación de juegos el niño identifican comportamientos propios del varón y la hembra.

b. Ansiedad: Actitudes producto del deseo del niño recién nacido de alcanzar objeto, por ejemplo cuando el niño es dejado en la cuna por su mamá y esta se retira, dejándolo solo

Los juegos contribuyen a:


1. Lenguaje: la vocalización inicial en los niños se inicia con juegos de palabras y canciones.

2. Motricidad: jugando el niño toma firmeza en sus manos, dedos, piernas, equilibrio.

3. Creatividad-imaginación: personajes y situaciones ficticias contribuyen a generar en el niño problemas, acciones y soluciones que contribuirán de forma definitiva en la formación de su personalidad.

4. Aprendizaje: Los niños, en sus primeros años, aprenden básicamente a través de acciones concretas, que según Piaget dan paso a la transición entre la acción y las estructuras lógicas más generales, características del pensamiento de los adolescentes. En este caso se citan los hábitos y la socialización.

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