Me preguntaron ayer que era para mí vivir. Jhu, sin mayores tintas respondí que es la realidad de mis sueños, bendecida en la Gracia de Dios.
Es comprender que hay otros sueños en otras realidades, a las cuales integrar, como puntales de un camino, que se recorro en lleno amor y amistad. Como camino al fin con altibajos que dan fe de la constancia y seguridad de ideales, de acciones y decisiones.
Es construir con fe y esperanza en Dios, en mis dones y en la seres que forman parte del inmenso universo que es el día a día.
No es fácil, es un paso adelante y dos para atrás, (esto es de lo marxista que es mi concepción). Es creer en lo que soy y deseo lograr, sin que la brisa suave se asemeje a una tempestad, para justificar mi desdén o mi apuro, para la realidad de los sueños.
Es sentir, que me llena lo que hago, que me hace feliz de a poquito, pero para mí es inmenso. Es caminar junto a quienes amo, sin apuro, llevados por el sendero que cada paso marca. Eso sí, siempre con la energía de compartir deseos, anhelos y realidades.
Nada más desastroso que atosigarnos en la angustia de la desilusión, no, nada que no sea desastroso ese sentimiento de que si no es hoy, no será mañana. Los tiempos de Dios son prefectos, para que la desesperanza invada la energía que la convicción de que la realidad será como la sueño, en tanto que la construyo para lograrla.
Es paso a paso, es mi mano en la mano de quien y quienes andan tras la misma realidad soñada, construida con la aptitud de quien sabe que vivir es la plenitud del compartir.
Jhu, no es fácil, a todas estas, el camino se llena de esperanza por el deseo de lograr hacer la realidad de mis sueños.
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