jueves, 7 de mayo de 2009

Ego competitivo (segunda parte)

Desde el Puente Rafael Urdaneta. Foto Gabriela Carolina Peroz B


Si bien la competitividad permite el crecimiento de nuestras actitudes y condiciones físicas y mentales, al exigir colocar a prueba para sí mismo y ante los demás, que somos capaces para ejecutar cualquier acción ubicada dentro de nuestras competencias al tiempo, la calidad y en la cantidad deseada. Es así mismo la competitividad motivo en innumerables ocasiones de sustento de la lucha interna del ser por los fracasos que se puedan acumular o por éxitos que no se sepan asumir.



Nos llenamos de algo que en psicología se denomina Ego y lo definen como “es aquel elemento del alma que se infla en los momentos que no debería y se resiente cuando choca con la realidad”.
Desde niño o eres alabado o eres reprimido en exceso, dos formar de encarar el desarrollo de la infancia nefasto para desarrollar un ego saludable. Si, así de preciso es el asunto, el Ego es fundamental para el desarrollo de la personalidad, puesto incide en la formación de actitudes o formación de criterios para tomar decisiones.


En más de una ocasión encontramos lecturas que han convertido al Ego en prófugo de la Autoestima, pero al igual que esta actitud, cuando se asume que es saludable reconocer nuestros propios atributos, se comprende lo que hasta aquí se ha planteado.



Como en otras ocasiones, afirmamos que hay cuatro aspectos fundamentales de nuestra personalidad a mantener activos, a saber; En principio el Ser es la gracia bendita que confiere Dios de darnos la vida y esta trae aparejado la conciencia de quien es racional, inteligente, perceptivo, emocional y con sentimientos tan nobles como el amor. Ese es el Ser que lucha para poder demostrar ante el mundo que es capaz de conocer e interpretar la realidad que observa.





De allí que aprende (o mejor dicho aprendemos) a demostrar que somos capaces de expresar sentimientos, pareceres opiniones las cuales defenderos con vehemencia. Es Ego reconocer que somos talentosos. Nos han “enseñado” a esconder sentimientos, a no expresarlos porque es signo de debilidad.



De allí que somos el resultado de Egos atrofiados, golpeados que se convierten en resentimientos o en abuso.

¿Son los egos atrofiados o resentidos o sobre valorados buenos para la competitividad?

1 comentario:

Unknown dijo...

Jose Manuel
esta muy chevere tu blog...segui posteando....felicidades!

ahi te dejo para que lo cheques:

www.tumentepoderosa.blogspot.com

fer