lunes, 6 de abril de 2009

Fuerza de voluntad (..y II)

Foto josemperozo

Al cabo del tiempo, nos acostumbramos a realizar la misma tarea, la rutina adormece nuestra creatividad. La rutina nos lleva a la costumbre, a mantener un comportamiento repetitivo y esa situación nos da una seguridad relativa.

Olvidamos crecer en lo personal y profesional. No generamos cambios, aun dentro del trabajo, que brinde nuevas rutas de acción. No diversificamos actuaciones y dejamos de ser competitivos.

Pasamos la vida sin descubrir de lo que somos capaces, nos acostumbramos a un sueldo seguro, y nunca pensamos que esa situación de seguridad se mueve con nuestra edad, y esta llega tan rápida en ocasiones, que no percibimos ese movimiento.

Quizás en el ámbito nacional un ejemplo fehaciente es la riqueza petrolera, todos la disfrutamos, todos sabemos o por lo menos eso nos hacen creer que nunca acabara. ¿Será cierto? Pero la realidad nos obliga a observar un país inmensamente rico en recursos naturales, no solo petróleo, pero paradójicamente con altos índices de pobreza, sin servicios y sin una visión a futuro. Cerremos los ojos por un momento e imaginemos que se agoto el petróleo. Ni en broma, pensemos los nefastos resultados de tal imagen a futuro.

Realmente nos merecemos esa imagen ficticia o real. La abundancia sin esfuerzo no fortalece la producción de un país. La dadiva y becas del gobierno de turno nos convierte en “vivos” y esclavos del subsidio y la asistencia “benefactora” y partidista.

Debemos prestar atención a los pequeños cambios de nuestra vida, edad, profesión comportamiento, ámbito familiar o de trabajo. Crecen nuestros hijos, buscan la posibilidad de construir su propia vida. Y nosotros todavía estamos pensando que son pequeños. Pero ¿Le damos él estimulo necesario para que sean exitosos?

La fuerza de la voluntad doblega el miedo al fracaso, a lo desconocido, nos brinda la posibilidad de enfrentar los cambios cuando conocemos nuestras fortalezas y debilidades, de lo que somos capaces de hacer. Cuando enfrentamos los cambios y nos adaptamos aprovechando lo positivo, evitamos centrar nuestras esperanzas en el trabajo o el éxito de los demás.

Evitemos la referencia a terceros (amiguismos, compadrazgos, Mesías). Seamos nuestra propia referencia, tengamos fe en nosotros mismos, tengamos esperanzas en lo que podemos hacer y planificar para nuestro futuro.

No enfrentar nuestros errores, nos hace débiles. Es común escuchar: la maestra no educa a nuestros hijos, pero estamos atentos al comportamiento del niño, corregimos faltas, es la escuela la responsable de la formación del niño o es una etapa más del proceso de socialización que se inicia y tiene su epicentro en el hogar. Ante las fallas del niño, son los demás responsables.

La fuerza de la voluntad evita que tengamos dudas en nuestras propias capacidades. El Dr. S. Johnson afirma: “A veces las cosas cambian y nunca vuelven a ser como antes...¡Así es la vida! La vida se mueve y nosotros también debemos hacerlo.

Cuando sentimos los cambios en nuestra vida, un instrumento provechoso es el optimismo. Y pensándolo bien, tal y como afirma una persona a la cual respeto y admiro: hasta de la rabia se puede sacar provecho. De lo único que no sacamos provecho es de nuestra incapacidad de reaccionar ante nuevas situaciones que nos presente la vida.

“Cuando tienes miedo de que las cosas empeoren si no haces algo, el miedo puede incitarte a la acción. Pero cuando te impide hacer algo, el miedo no es bueno”.

Nada puede ser más terrible que intentar una salida. No puedo, no sé, los “fantasma de la noche” de nuestra niñez, se nos aparecen a menudo. Solo con la fuerza de la voluntad, esto es, aprendiendo, observando, conociendo nuestras fortalezas, podemos vencer nuestros “fantasmas de la noche”

La reflexión acerca de nuestros errores y éxitos, nos brindan un conocimiento para el futuro.

Aprendamos del éxito de los demás, la envida es mala consejera. Indaguemos como los demás llegaron a tener el éxito, reforcemos nuestra fuerza de la voluntad en el éxito de los demás, no en fracaso.

Recordemos algo que siempre comentamos:

“Nadie da algo que no tiene, ni cambia sino no lo desea cambiar”

Debemos encontrar nuestro propio camino, nadie lo puede hacer por nosotros.
Aun cuando tengamos éxito, estemos siempre preparados para enfrentar nuevos cambios, nuevos retos y conflictos.

Solo así se renueva y fortalece nuestra fuerza de la voluntad.

1 comentario:

Unknown dijo...

La fuerza de voluntad es la que nos ayuda a vencer "los fantasmas de la noche", ellos siempre están allí, se levantan constantemente contra nosotros, fantasmas de miedo, incapacidad, incredulidad, excusas sin fundamento, baja estima, comodidad,.. Pero cuando tenemos la fuerza de voluntad que se requiere vencemos los obstáculos y avanzamos en la vida; teniendo en cuenta no atropellar a nadie para crecer sino adaptándonos a cada etapa con optimismo y valentía para que la vida sea más placentera vivirla.