Ausencia
Me he quedado sin tiempo ante la inclemente falta de ti, en esta espera a saber de ti.
Parado de tiempo ante tu ausencia nunca llenada de tu presencia.
Me he quedado parado allí en ese sitio de ir y venir de rostros que no son tu sonrisa, que no es tu alma.
Me he quedado allí como tiempo impávido ante la ausencia de segundos, de minutos, de horas. Como tiempo sin tiempo, vacíos ante la angustia de la ausente.
Me quede allí pegado en el tiempo.
El reconocimiento de respeto, aprecio y consideración que le dispensen a Usted, sin importar su posición social, raza, religión, profesión o cualquier otro signo de distinción social se denomina Dignidad.
La Dignidad es el sistema de valores que forjados durante el desarrollo del Ser desde sus edades tempranas de su vida.
Se perfilan en el seno de la familia y se refuerzan desde ella con ayuda de la escuela, la religión, el deporte, la recreación y demás actividades de relacionamiento social que vamos desarrollando a lo largo de la vida.
Ser digno significa pensar en el bienestar propio y ajeno, sentir en uno mismo lo que son las necesidades y cómo ellas afectan nuestra vida. Sentir la necesidad ajena como la propia es parte de nuestra dignidad y el respeto que debemos a nuestros semejantes.
La dignidad humana nos obliga a todos a tener un claro concepto de la racionalidad que implica el Ser para poner en práctica valores como la bondad, la humildad, la paciencia y la armonía con la sociedad y el hábitat. En tal sentido, el escritor madrileño José Ortega y Gasset (1883-1955) establece que la Dignidad debe ser explicada por su valor subjetivo e insustituible que corresponde por la máxima condición de Ser Humano, racional, pensante y único, que jamás será “dado” por gobiernos o terceros o quienes intenten disminuir la naturaleza de la humanidad.
Es importante acotar que los valores se refuerzan o debitan continuamente. No basta “sembrar valores” en nuestros hijos pequeños, es que desde pequeño debemos mantener un continuo aprendizaje en valores para reforzar y mantener con Dignidad nuestra forma de pensar y actuar.
En todo caso, para educar bien hemos de acercar a nuestros niñas y niños y, más aun, acercarnos nosotros, a la comprensión valorativa que asignamos a los aspectos relativos de la raza, la religión, el gobierno, en fin la sociedad en general, en nuestro sistema valorativo y como lo inculcamos a nuestros hijos.
No es suficiente la educación en valores, es preciso construir aprendizajes, capacidades, conocimientos y actitudes en nosotros y en el resto de nuestra familia.
Es fundamental fomentar en la familia, la escuela, en el centro deportivo o cultural el sentido del respeto de la dignidad personal de cada uno, sino también con el verdadero amor, como solicitud sincera y servicio desinteresado a los demás, especialmente a los más pobres y necesitados.
La dignidad es un valor singular que fácilmente puede reconocerse. Lo podemos descubrir en nosotros o podemos verlo en los demás. Pero ni podemos otorgarlo ni está en nuestra mano retirárselo a alguien.
La Dignidad se mantiene a través de la actitud proporcionada, adecuada: reconocerlo y aceptarlo como un valor supremo (actitud de respeto) o bien ignorarlo o rechazarlo; De allí que, en caso hipotético, si en toda la sociedad se decidiera por consenso dejar de respetar la dignidad humana, ésta seguiría siendo una realidad presente en cada ciudadano.
Aún cuando algunos fueran relegados a un trato indigno, perseguidos, encerrados o segregados, este desprecio no cambiaria en nada su valor inconmensurable en tanto que seres humanos.
3 comentarios:
hola Manuel,
es muy agradable venir a tu blog y leer tus tranquilizantes y alentadoras palabras.
A veces me pregunto el por qué de las cosas, y verdaderamente no tengo derecho a cuestionar lo ocurrido. Dios lo manda asi, y asi debe ser aceptado. Solo podemos sacar lo mejor de la situación, pero no dudar: Resolver, solucionar, en lugar de cuestionar.
Te deseo una semana santa muy tranquila en unión de tu familia. Manana es "el lavado de los pies de JesusCristo" y se celebra una misa recordando ese hecho tan transcendental para toda la humanidad. Espero que en Venezuela todavía tengan la posibilidad de celebrar este hecho religioso.
Un fuerte abrazo desde Berlin^^
Tu hija es muy bonita, la foto que nos muestras se ve ella muy feliz. Te felicito por ello^^
Estoy ingresada, me dan algunos fines de semana, pero no enteros, estoy mejorcita, me faltan dos meses de permanencia allí. Me está viniendo muy bien.
besosssssssssssssss
Maite
Qué bueno que puedo consultar, Manuel!
Hace unos años me dijeron que no conozco la palabra dignidad y que ella no existe en mi diccionario.
Todavía no entiendo esas palabras y mucho menos puedo asimilarlas. Sé y reconozco que no estuve bien, pero lo que hice fue en la búsqueda de afecto.
Me gustaría recibir consuelo porque no puedo asumir que yo no tenga dignidad.
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