lunes, 23 de junio de 2014

Serie Natura, 2014. José M Perozo P.


Autor: josé manuel preozo piña
Cabimas, 23062014


Crecí entre el silencio de las madrugadas leyendo y escuchando en conversaciones matriarcales las voces que dan sentido a la vida que vivo.

Cada segundo de vida es de encuentro con el ser que Dios te ha dado en guarda, no queda de otra que asumir el compromiso en tanto vivir es un cuento que te cuentas a ti mismo, es esa referencia de uno mismo, para uno mismo. No es, que esté pensando en otros, si es un pelo egoísta, pero en este minuto la introspección, es este referente que busco de mí mismo.
No es ese pensar en otros, a partir de lo que se ha logrado, para medir, lo que uno ha logrado.

Es pensar en sí mismo, en frio, es ese estar aquí ahora en ese silencio que se produce ante la inquisitoria pregunta al niño, de cómo se portó hoy en la escuela o como se portó en su casa; Es ese silencio que te lleva a pensar en ti mismo, como ser que esta allí parado en esa esquina de la vida.

Es la reflexión del sentir que el referente que das, en ocasiones no es que te piensas; No es que la vida este afuera, es que esta adentro, en conciencia de lo que se hace para doblegar el sentimiento de la nada que se nutre de la insensatez de sentir que en cada vuelta de página hay ideas que se repiten, en un contante deseo de no dejar un espacio para el silencio del alma, esa que está allí, reflexiva, critica, pero que al fin y al cabo, eres tú.

Es la irreflexión de no escuchar nuestros silencios, que son desiertos a caminar, en esto de comprender que en cada acto de vida, hay una virtud, que silente, guía el andar hacia la esencia del ser.

Es que tenemos que reconocernos, para reconocernos en los otros, deseamos que los otros sean como idealizamos la vida, simplemente porque no podemos lograr ser eso que pedimos a otros.



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