domingo, 24 de octubre de 2010

Soy lo que la Gracia de Dios me ha permitido construir.


En cada camino que ando, ando en el encuentro del aprender a comprender que cada día, la vida te obsequia lo hermoso de vivir entre ustedes, entre quienes en caminos disimiles, siempre están allí para mí. Esa es la dinámica de la vida, así mismo Usted dirá, tú estás allí para nosotros.

De eso que se trata, somos seres de grupos, necesitamos la pareja, de los compañeros, del tumulto para expresar, eso que en nuestro interior, a solas definimos como Yo. Este soy Yo, aquí estoy para ustedes, con dones y defectos; Dispuesto a formar parte de sus vidas, de tu vida, para llenarla de eso que Yo soy y que solo tú comprendes y aceptas.

Si, somos seres de soledades, pero de las que lleva a comprender (así es otra vez a comprender) que en esencia somos una unidad que, en soledad se integra a un colectivo para actuar.
Es como les digo, deseo ser eso que tú, deseas ser en mi.

La soledad nos percibe como lo pensado, que llega a exteriorizarse en la conducta real, la que se expresa en palabras, gestos, que si bien pueden ser mascaras, dicen mucho de quien la lleva.
Que cuesta ser eso pensado, en la soledad contigo mismo, como motivador de quien se sabe perfectible, lleno de la gracia de la vida, capaz de dar y recibir con humildad el don del amor, la amistad y la fraternidad.

De ese Ser que nace a la vida desvalido y que a fuerza de afectos llena el vivir de la familia.
Pero, también pienso en el prójimo que sin afectos esta allí, esperando por la caridad de quienes en la Gracia de Dios debemos estar a su lado.


Estoy aquí, en la soledad de quien se llena de afectos, para redescubrirse todos los días como aquel que cree en la vida.

He aprendido que en soledad, llegas a descubrirte, ha aprender de ti. Para luego, mostrarte al mundo lleno de la vitalidad para que tu estima sirva de apoyo, a quien requiera de ti.

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