jueves, 26 de junio de 2014

Claroscuro. Serie Texturas-2013. josé m perozo p
Autor: José M Perozo Piña
Cabimas 26 junio 2014

Vivir es una historia tan hermosa cuando, cuando vivimos cultivando nuestras virtudes...
En este camino de la vida, se anda en el permanente cultivar  virtudes que, por el maravilloso don de la vida, están allí en tu esencia; Son nuestras por condición natural de la divinidad de la vida; no obstante, nos negamos a comprender que ese don no es nada sino las tomamos como nuestra benefactora en el sentido del ser educado para aprender a cambiar constantemente. Quizás somos los seres animados que más nos cuesta cambiar en cuanto a la comprensión de nuestras virtudes. Si, efectivamente estoy pensando en esta cosa que Immanuel  Kant denomina ego o en Jean Paul Sartre es la intencionalidad,  de la conciencia para acceder a la comprensión que se está ante naturaleza humana para accionar sobre las condiciones que le inspiran cambios en su Ser pensante.
Si, otro si, bueno, es afirmativo el hecho que estamos hechos de emociones que mueven al Ser Consciente hacia lo que se postula como interés de vida.
Digo, en la misma esencia del Yo en tanto conocimiento tácito de sí mismo y de su realidad lo que en el plano de la conciencia da la noción de cambio en el Ser para comprender que es una entidad de cambios, de mejorar, de protección de sí mismo y sus especie y el contexto de su realidad, que al tiempo es también del plano reflexivo de las acciones que desarrollo.
Es comprender que oscilamos en esa integridad de Conciencia, en tanto valoración de nuestra esencia respecto a la realidad que hacemos prevalecer ante nuestros actos. Es la ficción u objetivación de actos que ameritan el esfuerzo de la razón, para comprender que, por ejemplo, lo bueno y lo malo al final son esencialmente valoración de intereses, Aja, pero el interés tiene una razón justificada ante una acción frente a tu semejante; Esto es el interés es el sometimiento de Ser al Ego. Es en ese plano de las contradicciones en la esencia del Ser, donde se devela la posibilidad de entrar en el plano de la conciencia por otorgarle objetividad al conocimiento  explicito para aprender de sí mismo y de la realidad en la cual surge la suma de acciones correctas o incorrectas que nos dan la oportunidad del acto reflexivo de lo que se necesita de si mismo, esto es esa entidad con intencionalidad, para asumir el reto de identificar qué cosa necesitas de ti mismo para alcanzar el objeto ideal.
 


lunes, 23 de junio de 2014

Serie Natura, 2014. José M Perozo P.


Autor: josé manuel preozo piña
Cabimas, 23062014


Crecí entre el silencio de las madrugadas leyendo y escuchando en conversaciones matriarcales las voces que dan sentido a la vida que vivo.

Cada segundo de vida es de encuentro con el ser que Dios te ha dado en guarda, no queda de otra que asumir el compromiso en tanto vivir es un cuento que te cuentas a ti mismo, es esa referencia de uno mismo, para uno mismo. No es, que esté pensando en otros, si es un pelo egoísta, pero en este minuto la introspección, es este referente que busco de mí mismo.
No es ese pensar en otros, a partir de lo que se ha logrado, para medir, lo que uno ha logrado.

Es pensar en sí mismo, en frio, es ese estar aquí ahora en ese silencio que se produce ante la inquisitoria pregunta al niño, de cómo se portó hoy en la escuela o como se portó en su casa; Es ese silencio que te lleva a pensar en ti mismo, como ser que esta allí parado en esa esquina de la vida.

Es la reflexión del sentir que el referente que das, en ocasiones no es que te piensas; No es que la vida este afuera, es que esta adentro, en conciencia de lo que se hace para doblegar el sentimiento de la nada que se nutre de la insensatez de sentir que en cada vuelta de página hay ideas que se repiten, en un contante deseo de no dejar un espacio para el silencio del alma, esa que está allí, reflexiva, critica, pero que al fin y al cabo, eres tú.

Es la irreflexión de no escuchar nuestros silencios, que son desiertos a caminar, en esto de comprender que en cada acto de vida, hay una virtud, que silente, guía el andar hacia la esencia del ser.

Es que tenemos que reconocernos, para reconocernos en los otros, deseamos que los otros sean como idealizamos la vida, simplemente porque no podemos lograr ser eso que pedimos a otros.